Los Cabos en su estado más puro

Es la mitad de la nada. Un hotel con 24 habitaciones se esconde en un edificio en colores blancos, cuya neutralidad invita, desde el primer instante, a relajarse y respirar. Su nombre es The White Lodge y la intención, el descanso.

No es de fácil acceso pero ningún lugar privilegiado en medio de la naturaleza lo es. La mejor temporada para visitarlo es entre enero y marzo, donde además de los huéspedes habituales también puedes ver a las ballenas que pasan frente a la línea de playa.

Hospedaje, temazcal, yoga y mar: The White Lodge

El hotel está integrado al paisaje y construido según la forma del acantilado que promete una gran vista al mar. Está diseñado de tal suerte que no compromete la naturaleza y más bien la convierte en un elemento más de la experiencia: aquí conocerás vegetación endémica como árboles de jojoba y cactáceas en camino a tu habitación.

El bienestar es uno de los protagonistas en este sitio. Entre sus amenidades hay masajes, facilidades para practicar yoga, alberca y también un temazcal que es dirigido por tres maestros de diferentes inspiraciones étnicas que explican la vida alrededor de los cuatro elementos.

Las habitaciones van desde lo más sencillo pero lujoso hasta cabañas con jacuzzi y alberca propios. Todas tienen buena vista, aunque las más cercanas al mar son las más grandes y afortunadas.

No hay salida directa al mar pero tampoco hace falta: hay un poblado cerca donde están puestas todas las condiciones para un nado seguro y, si tienes suerte, buen avistamiento de ballenas.

Y, ¿qué hay de comer?

La comida está alineada también con la sensación de bienestar: todos los ingredientes procuran ser de cercanía y están cuidadosamente combinados para hacer platos que, si bien son saludables, no escatiman en sabor ni en experiencia. Hay opciones basadas en plantas así como vegetarianas y crudiveganas desde el desayuno hasta la cena. Lee el articulo completo…